Entre calles históricas y autopistas que se prolongan hasta las afueras de la ciudad, la Plaza Roja de Moscú se fundó a fines del siglo XV por orden de Ivan III. Si bien en un principio fue denominada Plaza Torgovaya y luego el de Plaza de Trinidad, desde el siglo XVII mantiene su nombre actual, el cual desde la creencia popular se estima que fue asignado por ser el color favorito del partido soviético o por vincularse con la sangre vertida en las ejecuciones públicas que se realizaban allí.
Su importancia histórica también está signada por encontrarse estrechamente relacionada con el período de la Revolución Socialista. La plaza se conformó como un símbolo de este hecho reconocido a nivel global, siendo desde 1918 el punto de encuentro principal en manifestaciones, celebraciones o todo tipo de actos multitudinarios.
Si se incluye el recorrido por el Kremlin, la Plaza Roja puede ser un paseo que demande todo el día. En primer lugar se puede pasar por la Puerta de la Resurrección –entrada a la plaza desde el siglo XVI que luego fue demolida por Stalin para facilitar el acceso de tanques soviéticos-, para luego seguir por la Catedral de San Basilio. Construida en el siglo XVI y restaurada en el 2004, ésta es conocida por el mundo entero por sus atractivos colores.
Frente a la catedral se encuentra Lobnoye Mesto, lugar con una importante impronta histórica dado que allí se leían edictos de los zares, se realizaban ceremonias religiosas o se hacían anuncios relevantes. Además, en este recorrido se puede disfrutar GUM, uno de los centros comerciales más grandes de Rusia donde se ofrecen productos de importantes marcas.
Belleza arquitectónica que se conjuga con un pasado reconocido a nivel global. Ésa es la principal característica de la Plaza Roja, visita obligada dentro de la capital rusa.
Foto: Far & Away
No hay comentarios:
Publicar un comentario